12 de junio de 2011

Mi silencio …

¿Por qué seguí insistiendo?

Nunca te quise responder,
o no pude, no lo sé,
tal vez preferí callarlo,
morir con mi secreto,
aunque ya lo sabías
nunca fue por mi boca,
si el pez siguió nadando
fue porque así lo dejaron,
te hubiera dicho
que no me resigno,
fue un sueño tan lindo,
a todos les hable de tus noches,
de cuanto quería compartirlas,
la forma en que tronaban tus ojos,
el quejido rutinario de las tardes,
cuando tus labios dormían cansados,
de tu altura modesta sediciosa,
tus miradas vergonzosas
ocultando su destello tras mi espalda,
porque te encontré y no quiero perderte,
porque nunca quise cambiar,
y cambié cuando saboreaste mi nombre,
silabeado en tu lengua homicida,
ya lo ves, hice un pacto con la dignidad,
me comerán las ganas por dentro,
cuando te mire no seré el mismo,
cargaré la cruz en mi silencio,
nunca más sabrás que existo.

9 de junio de 2011

Al poema

Olvidos dispersos en el estigio de una larga noche
convertidos en esclavos de una piel turbada.
Conjuro a las puertas de la verdad;
al poema, con los ojos cerrados.
Que si hay alfileres en el alma,
las sábanas siempre cubren el dolor
de brazos que acogen el vacío,
de huellas inertes en la soledad.
Fuego en el lecho, gemidos en el silencio;
al poema, con las manos abiertas.
Que reciban flores, aunque estén marchitas,
que el aroma, vive con ellas.
Memorias guardadas en el sobre del tiempo,
cartera repleta de adioses y miedos.
Al poema, con el alma entregada,
carpeta abierta de sentimientos
porque la vida es poesía en retazos
si la salpicas con una pizca de ingenio

El más deseado

El tiempo es agua que se escapa de las manos
derramando nuestra duda en forma de parábola,
después de jugar con nosotros a los dados,
se acerca o se aleja, todo a su bola.
El tiempo, caballero de una sola capa,
de diferentes espadas, de filos precisos,
tú eliges el modo, tú escoges la esquina,
pero nada te libra de sus caprichos.
Amigo o rival, siempre a la vera
de aquel que discute si es rico o escasea
que es cuestión del momento, según se vea.
Las horas se alargan, pero el día no crece
y poco a poco el instante perece,
me faltan segundos para no odiarte,
aunque en el fondo ¿quién no puede desearte?
Porque el tiempo todo lo cura,
porque el tiempo pierde memoria,
porque cuenta siempre la misma historia,
porque se hace querer; para más gloria.

Alma rota

La boca árida, el aroma perdido,
el espejo de la mirada hecho añicos,
la soledad en su cuerpo hizo nido.
Las caricias de su mano volaron,
la sonrisa de los labios olvidada,
la promesa de los sueños incumplida.
El deseo de su voz abrazando el sonido…
solo eso, simplemente deseo.
Jarrón partido en trocitos.
corazón dividido en te quieros.
Rota… el mundo roto, la vida rota.

Derrota

Agonía la espera que me derrota,
que cruje como nieve bajo las botas,
tan solo salir a la calle y poder andar…
o tener grandes alas para poder volar…
Lamentos en el aire que me confunden,
palabras insidiosas que me enfurecen,
helado el corazón, convertido en cristal,
cierro la ventana; es hora de descansar.

5 de junio de 2011

Lágrima

Enjuga, enjuga esa preciosa perla           
que para herir cristalizó el amor:         
ella deslumbra el corazón que al verla     
hierve de nuevo en criminal ardor.        

No venga, no, de tus hermosos ojos         
astros de vida el brillo a oscurecer;       
no venga infausta a presagiar enojos,       
ni amortiguar tu bello rosicler.          

Chispa divina del sagrado fuego             
que infundió a tu alma celestial piedad     
ella es, y deja al desdichado ciego         
que vaga envuelto en triste oscuridad.    

¿Por qué llorar? De las pasiones fieras     
tú no has sentido el devorante ardor;       
siempre te halagan auras lisonjeras,       
nunca te asalta el frígido escozor.        

¿Por qué llorar? Un misterioso velo         
te encubre aún arcanos del vivir;           
tu alma es más pura que la luz del cielo,   
todo a tu anhelo miras sonreír.            

¿Por qué llorar? Impresa en la memoria     
no llevas, no, la sombra del pesar;         
gozas de un ángel la inefable gloria,       
tu sueño guarda un ángel tutelar.          

Mas ¡ay! que veo tu pupila ardiente         
toda anegada en lloro virginal;             
mas ¡ay! que asoma en tu lozana frente     
del infortunio el precursor fatal.        

Dale a mi mano el enjugar tus ojos;         
mas ¡ah! que vierten fuego abrasador:       
y yo insensato, para más enojos,           
ni llorar puedo ni sentir amor.

Recado

Esto para un recuerdo que se quedó encendido
abriendo el mar, a veces, desde su misma tumba,
y en donde el sol caía como un romero líquido
la tarde era una sola gaviota suspendida.

Esto es para una calle completamente absorta
que espera nuevos pasos para nombrar sus huellas,
el polvo es una copa de longitud desierta
cubriendo más de un árbol estacionado cerca.

Hay veces que las manos se me rompen de luces
entre un buscar las voces que se ocultaron pronto.
Entonces siento el viento estrujarse en mi pecho
cuando creo distancias en mi viajar intenso.

Esto es para una meta completamente ajena,
para ir sin sentido caminando en la ausencia
para un buscarse el nombre que se quedó sin letra,
extendido a lo largo de la palabra muerta.

Esto que en mis ojos son sus ojos unidos
como sobre mis labios sus besos acunados.
Esto que llevo triste entre mis manos grises
es la querida forma de su cintura leve.

Amé, crucé incendiado el ancho de mi vida,
conquisté nuevos cielos y germiné entero,
completamente nuevo ascendí hasta sus labios
y hoy desciendo a mi grave soledad sin sonido.

Esta es para un recuerdo que se quedó encendido,
que no ha muerto ni muere y siempre va conmigo.
Es para que yo sepa que aunque camine sólo
hay una novia inédita hasta el fin de mi vida.

Princesa Inalcanzable

Si lo confieso, confieso ser un amante de su belleza;
confieso deleitarme con el esplendor de sus ojos, flor de una doncella.
Si tan sola mi boca rozara sus labios, miel silenciosa, resplandor de la rosa secreta;
purificarían este híbrido destello en el horizonte.
Si lo confieso, confieso que moriría por estar a lado de su carisma que envuelve su constelación de dones y estrellas.
Si tan solo viajara a esa selva verde, perfume sagrado de praderas, cúpula, materia profunda, sería como un niño dentro de tu ser, sumergido y atado a esa región transparente.

El día se ha cerrado y sellado con este fulgor emanante de tu ser, aurora tú dulzura, ciénaga de agua que resbala tiernamente y navega profundo por tu cuerpo; producen envidia en la expansión crepuscular.
Tocaré la tierra, sentiré tus pasos desnudos, en la profundidad del cielo te acompañaré...
seré un sonido invisible que hablará a las puertas de tu corazón.
Mi sueño terrestre es tener tus manos de brisa, suaves uvas dueñas de mi redención.

La delicadeza y sencillez en la que descansa tu rostro de amaneceres palpitantes; junto al jardín de fragancias que guarda el aroma de tu piel; invitan a que del cielo caigan dos destellos de ternura y posen en tu ojos, dueños de la calma del deseo febril.
Ni el crepúsculo que lentamente muere y de su alma brota una tierna expansión poderosa, donde escondido esta el sentimiento de su pureza; no se compara con el milagro de tu cuerpo.

Mientras un beso cautive y encienda el silencio de la caricia;
Mientras al mirar el reflejo de la luna sea el reflejo de tu ausencia;
Mientras una rosa tímida y frágil transmita el aroma improfanable de tu caricia;
Mientras que en tu interior sientas el ávido deseo de soñar;
Mientras que el manto primaveral lleve el espíritu de la boca del verso;
Mientras que a través de lenguaje del amor pueda hablar el corazón;
¡habrá mi deseo inalcanzable de soñarte a mi lado princesa!

Que es lo que tú tienes?

¿Que es lo que tu tienes dentro de ti? ¿Que magia recorre tu cuerpo? ¿Cual es el aroma que desprendes, para tenerme tan enamorado?

Todo lo que de ti tengo, es un amor profundo, un amor eterno.
Todo lo que de ti tengo es, cariño, ternura, pasión, debilidad.
Muero por tus besos, muero por tus abrazos, muero por estar contigo, muero por todo lo que tu corazón me da.
Nací de una estrella y me convertí en tu pareja. Salí del fondo del mar y fui tu marinero. Crecí en un paraíso y me convertí en tu flor.
Que mis palabras queden grabadas, que por ti doy mi vida, alma, corazón.
Que por ti recorrería el mundo, buscando el mayor de los tesoros. Que por ti haría de tu cuerpo el verdadero diamante jamás esculpido. Que por ti seria la sombra de tu silencio.
Que por ti seria el sol, la luna, el planeta, que a tu lado por siempre estará.

El primer beso

Yo ya me despedía.... y palpitante cerca mi labio de tus labios rojos,
«Hasta mañana», susurraste;
yo te miré a los ojos un instante y tú cerraste sin pensar los ojos y te di el primer beso: alcé la frente iluminado por mi dicha cierta.
Salí a la calle alborozadamente mientras tu te asomabas a la puerta mirándome encendida y sonriente.
Volví la cara en dulce arrobamiento, y sin dejarte de mirar siquiera, salté a un taxi en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento y sonriendo con el alma entera, y aún más te sonreí...
Y en el taxi a un ansioso, sarcástico y curioso, que nos miró a los dos con ironía, le dije poniéndome dichoso:
-«Perdóneme, Señor esta alegría.»

La soledad

La soledad, una sal que se pega,
Un cáliz de néctar que quema,
Condena por la mancha de la torpeza,
Un perfume salido de la inconsciencia,
Una lumbre que crema el alma,
Un arma que desangra la cama,
Un daño que evoca las limitaciones,
Un caos que hace dejar las ilusiones,
Una travesía sin partida, la ruina de cada día,
La pena de la agonía, un ánima confundida,
El que busca no acierta huir de la hoguera,
Un Luzbel que me recuerda,
Que busco amor y ninguna se deja.