8 de diciembre de 2009

Una llamarada de amor

Allá en su tierra de sol y de calma,
recordará como yo nuestro idilio,
con ese fuego tan dulce y tan triste,
que es de nostalgia en su boca fragante.

Y sentirá el estar sola, soñando,
con la mitad que dejó tan lejana,
pero la tiene más cerca que antes,
cuando besaba sus labios de grana.

Quizás se acuerde con leve sonrisa,
cómo un suceso tan breve en su vida,
lo que para mí fue toda mi vida.

Cariño heroico de eterno fulgor,
que en una llama fugaz de recuerdos,
le dejará el corazón sorprendido.

Tal vez recite un verso en el alma,
y le adivine un oculto sentido,
comprenderá que el amor que yo siento,
la salvará del olvido infinito.

Añorará que es fuego tan dulce,
en la tibieza del sol y sosiego,
la llamarada que fui en un instante.

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